La casa de la especiería de La Coruña

Margarita Serna Vallejo, Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad de Cantabria
13 MAY, 2020

La aspiración de la Monarquía y de algunos de sus súbditos de hacerse con el control del comercio de las especias en Europa después de que la expedición de Magallanes alcanzara las Islas de las Especias justificó el interés en crear en La Coruña una Casa de la Contratación de la Especiería. Un objetivo que, finalmente, se logró con su establecimiento por una real cédula fechada el 24 de diciembre de 1522, transcurridos apenas unos meses del regreso de Juan Sebastián Elcano tras completar la primera vuelta a la Tierra.

El establecimiento de la Casa de la Contratación de la Especiería en La Coruña debe vincularse con los planes de la Monarquía castellana de alcanzar las Islas de las Especias a principios del siglo XVI y con las gestiones realizadas por un grupo de personas, interesadas en las riquezas que esperaban obtener del comercio del clavo, la canela, la pimienta y la nuez moscada, entre otras especias.

La creación de la nueva institución mercantil no fue sencilla y desde el primer momento surgieron resistencias a su establecimiento porque su institucionalización suponía dejar a la Casa de la Contratación de Sevilla, establecida en 1503 para el control del comercio castellano con la Indias, al margen del comercio de las especias una vez que la entidad coruñesa se creó con el objetivo de gestionar la armada para las Islas de la Especiería, así como la negociación de las especias desde Galicia al resto de Europa, en particular a las costas occidentales y septentrionales del continente, después de que los productos de las Molucas llegaran al puerto coruñés.

 

"Atlas sive Cosmographicae Mediationes de Fabrica mundi et fabricati figura" de Gerard Mercator, 1611.

 

Las primeras diligencias orientadas a lograr su fundación se realizaron en 1520, en un momento complicado del reinado de Carlos I, coincidiendo con las revueltas gallegas de 1520-1521 y con el comienzo de la Guerra de las Comunidades de Castilla. 

En los primeros días del mes de diciembre de 1520, los nobles gallegos, entre los que se encontraba Fernando de Andrade, convocados por el arzobispo de Santiago, Alonso de Fonseca y Ulloa, se reunieron en la población de Melide para intentar contrarrestar el movimiento antiseñorial que se extendía por todo el Reino de Galicia. Y entre las peticiones que elevaron a la Monarquía a cambio de defender el poder real, además de sus propios dominios señoriales, su principal motivo de preocupación, se incluyó una previsión referida al comercio de las especias.

En el capítulo 10 del acuerdo adoptado en aquella reunión se solicitaba a la Monarquía dos cuestiones muy concretas. De una parte, que se hiciera merced al Reino de Galicia de la descarga de la contratación de la especiería y de las demás “cosas” de las Indias “nuevamente halladas”. Y, de otra, que en La Coruña se estableciese la Casa de la Contratación para esta mercadería “segund e de la manera que está en la Ciudad de Sevilla de las otras Indias antiguamente halladas”. Pretensiones que, en realidad, significaban que el control del comercio con las Indias se dividiese entre dos ciudades y dos instituciones, de modo que Sevilla y su Casa de la Contratación continuaran gestionando el comercio con las Indias Occidentales y que La Coruña y su nueva Casa de Contratación cumplieran el mismo cometido en relación al tráfico mercantil con las Indias Orientales.

“Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para la Especiería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunvalación a la tierra”. Archivo General de Indias. Patronato, 48, R.20

 

La iniciativa de la nobleza gallega contó con el respaldo del concejo coruñés cuyos regidores transmitieron al monarca su apoyo a la propuesta en una carta remitida a la Corte el 11 de diciembre y en el memorial que redactaron con el mismo objetivo.

Una vez que el monarca tuvo noticia de la pretensión, en una cédula de 13 de noviembre de 1522, en la que se señalaban las condiciones para capitular con los mercaderes que tuviesen interés en las armadas de la especiería, la Monarquía prometió el establecimiento de la Casa de la Contratación en La Coruña, promesa que, finalmente, con el beneplácito del Consejo de Indias, se cumplió por una real provisión fechada el 24 de diciembre de 1522, cuando apenas habían transcurrido unos pocos meses desde el regreso de Juan Sebastián Elcano. 

Los impulsores de la iniciativa esgrimieron varios argumentos a favor de su pretensión siendo los más importantes la posición geográfica del puerto de La Coruña, más próximo a Flandes y a Gran Bretaña que el de Sevilla; la intensa actividad mercantil desplegada desde este enclave con los principales puertos de las fachadas atlántica y septentrional de Europa, los destinos, principales, de las especias que debían de llegar a suelo castellano desde las lejanas tierras de las Indias orientales; las características físicas del puerto coruñés que garantizaban el tráfico de naves de gran cabida; y las posibilidades económicas de la ciudad y de su zona de influencia que aseguraban la provisión de los suministros y de las materias primas que habrían de exigir las distintas actividades vinculadas con el comercio de las especias. Era el caso del hierro y de la madera para la construcción de las naves.

En la cédula de creación de la Casa coruñesa se preveía que el comercio de las especias se realizara desde el puerto de La Coruña en régimen de monopolio al establecerse que todas las naves que participasen en este novedoso comercio partieran y retornaran al puerto de La Coruña y que en sus instalaciones se registrasen las mercancías negociadas en cada viaje.

En la misma disposición se determinaba que los oficiales de la Casa de la Contratación residieran en La Coruña y se preveía la redacción de unas ordenanzas para el buen gobierno y contratación de la institución.
La vida de la institución que debía de haber convertido a La Coruña en el puerto de referencia de la contratación de la especiería en Europa en la modernidad fue, finalmente, muy breve como consecuencia del fracaso de la pretensión castellana de hacerse con el control de este comercio.

 

Mapa de las Islas Molucas atribuido a Willem Janszoon Blaeu.

 

La expedición que Carlos I mandó a las Molucas bajo el mando de García Jofre de Loaísa en 1525 llegó a su lugar de destino, sin embargo, poco después los súbditos de la Monarquía Hispánica sufrieron una contundente derrota frente a los portugueses y el monarca se vio obligado a transmitir los derechos sobre las islas de las Especias a la Monarquía portuguesa por el Tratado de Zaragoza de 1529. Su firma obligó a los castellanos a abandonar la pretensión de hacerse con el control del comercio de las especias y de enriquecerse con el mismo y también supuso la desaparición de la Casa de la Contratación de la Especiería de La Coruña en el mismo año de 1529.


En definitiva, el fruto de esfuerzo realizado por la nobleza gallega para contar con una Casa de la Contratación de la Especiería en La Coruña, que permitiera dividir el control del comercio con las Indias en dos, con la consiguiente  consecución de poder y riqueza para Galicia, quedó interrumpido en apenas siete años, al tiempo se que truncaba el poder de la monarquía castellana sobre la especiería,  pese a la importancia que tuvo para el devenir de la historia la apertura de la nueva ruta comercial por Elcano.