Amsterdam, isla elemental

Hervé Manificat, Historiador del surf y escritor
15 MAR, 2022

El 18 de marzo de 1522, Juan Sebastián Elkano, jefe de la expedición de Magallanes tras la muerte de este último y capitán de la Victoria, la última nave sobreviviente, descubre en el corazón del Océano Índico, –a 37° 50′ de latitud sur– una pequeña isla elevada aislada, "de unas seis leguas de perímetro, sin árboles y aparentemente deshabitada", según Francisco Albo, el piloto del navío. Las tentativas de desembarcar son infructuosas y la tripulación no pierde tiempo con ella, la vuelta al mundo iniciada en el verano de 1519 les espera y quedan aún largos meses de navegación.

Elkano no le otorga importancia a este descubrimiento, pues no llega a bautizarla y más tarde, a su vuelta, ante la comisión nombrada por el rey de España para establecer los nuevos descubrimientos geográficos de su legendario viaje, no hace mención de este pequeño territorio constantemente abatido por un mar y vientos furiosos, muy a menudo oculto tras un espeso manto de bruma.

Punta Elkano. Abajo, junto a los acantilados. Foto: web TAAF

Y, sin embargo, esta tierra ingrata de apariencia poco relevante, señalada siempre por los marineros como un lugar peligroso, ha visto cruzar a tantas grandes naciones navegantes de Europa, que se podría considerar la pequeña Torre de Babel de las exploraciones de nuestro planeta Tierra. De hecho, Ámsterdam, una isla descubierta por un vasco miembro de una expedición española dirigida por un portugués, fue bautizada por un holandés, posteriormente fue frecuentada por pescadores y cazadores de lobos marinos ingleses y norteamericanos, reivindicada a continuación por un polaco para Francia, a pesar de las protestas de Inglaterra, antes de ser colonizada infructuosamente por franceses hasta que finalmente Francia toma posesión de ella en 1892. Junto a su hermana menor San Pablo, situada 91 km más al sur, forma parte de las TAAF (Tierras Australes y Antárticas Francesas) y alberga desde 1949 una estación meteorológica y científica que emplea una veintena de personas al año.

Descubierta por Elkano, la isla fue bautizada por un holandés  y a día de hoy alberta una estación meteorológica y científica

Siempre en el ámbito del conocimiento del mundo y su representación, Ámsterdam fue objeto en 1792, con ocasión del paso de la expedición del almirante d’Entrecasteaux en búsqueda de la desaparecida expedición de La Pérouse, del primer mapa del célebre ingeniero francés Charles-François Beautemps-Beaupré, en el que aplicaba sus nuevas metodologías revolucionarias, estableciendo los fundamentos que hicieron de la hidrografía una verdadera ciencia. Su levantamiento de la costa oriental de Ámsterdam inaugura la utilización del croquis panorámico para asistir el cartografiado de los litorales marinos mediante mediciones geodésicas y trigonométricas. Estos perfiles topográficos, registrados en una tabla de medidas muy precisas, participaron en el cartografiado de las costas y fueron adoptados poco después por todos los marineros. Llamadas inicialmente "vistas de reconocimiento", constituyeron una valiosa ayuda para los navegantes, facilitando la identificación de los lugares a la llegada de los navíos, de cara a la tierra y sus peligros.

 Isla de Amsterdam. Bellin / Bonne (1760)

En la literatura de viajes, Julio Verne escogió a Ámsterdam como símbolo por excelencia de isla aislada y de aventuras robinsonianas, al hacer de ella una de las etapas del viaje alrededor del mundo de los protagonistas de su gran novela Los hijos del Capitán Grant, publicada en 1868. Es posible que se haya inspirado también en ella para La isla misteriosa (1875), refugio del capitán Nemo que muere allí "por creer que se puede vivir solo".

Pero Ámsterdam no es únicamente un resumen de la exploración humana de la Tierra, es también una síntesis de su naturaleza misma: un planeta único, aún más aislado en su universo que nuestra pequeña isla en medio de las corrientes, compuesto por elementos esenciales que crean su naturaleza singular. Considerémosla a través de la teoría de los cuatro elementos, esa manera tradicional y algo esotérica de describir y analizar el mundo, que se remonta a la Antigüedad Griega. Esta teoría parte del principio filosófico de que los materiales que constituyen el mundo están compuestos por uno o varios de los cuatro elementos llamados fundamentales: tierra, agua, fuego y aire. Las diferentes concentraciones de estos elementos explicarían el carácter más o menos volátil, caliente, frío, húmedo o seco (las cuatro cualidades elementales) de cada materia. Tal parece que la presencia de estos elementos produce un impacto singular y simbólico en el pequeño territorio de Ámsterdam, reflejo en miniatura de la Tierra y sus tribulaciones.

Tierra;

Situada a más de 3.000 km de toda tierra continental, Ámsterdam forma parte de las islas más alejadas de cualquier hábitat permanente. Toma la forma de un gran macizo volcánico compacto de cerca de 58 km². Su altitud alcanza los 881 m y está protegida por todos sus flancos por un cinturón de altos e infranqueables acantilados de hasta 700 m. Estos acantilados desaparecen únicamente en un punto en el noreste, para dejar camino a una colada de lava sólida que constituye una especie de muelle natural en donde las embarcaciones pueden atracar bajo condiciones casi siempre peligrosas.

Pese a su magnífica protección natural, este pequeño universo que hasta del paso de Elkano no había tenido contacto con el exterior, se vio a continuación rápidamente confrontada en todo su ecosistema a los problemas ineluctables ligados al paso humano y sus asentamientos. La isla que hasta finales del siglo XVIII era totalmente boscosa (si bien Francisco Albo la describió sin árboles en 1522), actualmente no cuenta con casi ningún bosque como resultado de los incendios, de la tala, así como de las plantas y animales invasivos introducidos. Fue así como las cabras, ovejas y cerdos salvajes de las primeras tentativas de colonización fueron remplazadas por ganado bovino (hasta 2.000 cabezas) que a su vez hubo que sacrificar en 2010 por el impacto tan perjudicial que provocaba en la vida endémica local. Pero quedan otras plagas: uno de los principales objetivos del próximo plan de gestión de la reserva natural de la isla es la erradicación simultánea de la rata común, del ratón doméstico y de los gatos callejeros (introducidos para eliminar a los dos primeros), así como la continuación de las campañas de reforestación del Phylica, el árbol originario de la isla que estuvo a punto de desaparecer. La biodiversidad única de Ámsterdam (plantas, pájaros, lobos marinos...) está ahora protegida en el seno de la Reserva Natural Nacional de Tierras Australes Francesas desde 2006, pero sigue siendo frágil. La isla de Ámsterdam está catalogada desde 2019 como patrimonio mundial de la Unesco.

Agua

Francia es la segunda potencia marítima mundial, con 10,2 millones de km², principalmente gracias al mosaico de islas que son las Islas Dispersas, Clipperton y las TAAAF. La convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar de 1982, llamada Montego Bay, permite a los países costeros extender su plataforma continental más allá de las 200 millas marinas de su zona económica exclusiva hasta un límite máximo de 350 millas si demuestran que su territorio terrestre se prolonga sobre el fondo oceánico. Es así como un decreto de 2021 suma 93.000 km² al dominio marítimo francés al prolongar la plataforma continental de las islas de San Pablo y Ámsterdam, pese a que los fondos a su alrededor descienden rápidamente hasta los 3.000 m de profundidad. Dentro de la isla en sí, a pesar de las lluvias generalmente frecuentes y abundantes, el agua es por el contrario escasa debido al suelo volcánico altamente permeable. Sus orillas son ricas en peces y langostas. La pesca aquí está estrictamente limitada por cuotas.

Sellos franceses de 1980 (izquierda y centro) y 2005 (derecha)

Fuego

Ámsterdam es la cumbre emergida de un volcán marino, cuyas sacudidas hace 300.000 años debieron ser comparables a la espectacular explosión del Krakatoa que sacudió la Tierra entera en 1883. El volcán está apagado hace milenios, pero la isla permanece en actividad, ya que se le conoce por sus incendios frecuentes, en ocasiones gigantescos, como aquél que devastó la isla mientras Beautemps-Beaupré realizaba su levantamiento, tal y como relata un testigo de la expedición: "Es de imaginar el estupor que debió producir en nosotros la visión de una isla encendida en el medio de un vasto mar, tan alejada de todo continente. El día siguiente al despertar, como al salir de un sueño, requerimos del testimonio de los demás para confirmar la veracidad del espectáculo que habíamos presenciado la víspera."

Se señalaron otros incendios en 1826, 1833, 1853, 1857, 1873, 1900, 1974. Algunos en el siglo XIX deben haber sido iniciados por náufragos, otros podrían ser fuegos de turba persistentes, susceptibles a acentuarse en períodos de calentamiento climático, como el último, en la costa occidental, que duró desde la mitad de febrero hasta la mitad de marzo de 2021.

Aire

Ámsterdam es conocida por investigadores del mundo entero por la calidad de los datos recogidos en los estudios de su aire, que goza de la reputación de ser el más puro de la Tierra. El aislamiento y el alejamiento de toda actividad humana hacen de ella una de las únicas bases mundiales para medir la contaminación de fondo de la atmósfera. Allí se realiza un seguimiento exhaustivo de los gases de efecto invernadero y de los compuestos gaseosos de mercurio. El mercurio es esa "plata viva" que intrigaba tanto a los alquimistas buscadores del "mercurio filosófico", el ingrediente de la piedra filosofal que transformaba los metales comunes en metales preciosos, que curaba las enfermedades y representaba para algunas personas el principio femenino generador del mundo. El fin de éste bien podría ser esta isla de Ámsterdam, mucho más importante y simbólica de lo que hubiera podido imaginar Elkano, su descubridor, aquel 18 de marzo de 1522. En su honor, una punta sur de la isla lleva su nombre y un sello recuerda su descubrimiento.

Ubicación de la isla Amsterdam en el mundo. Foto: NASA / Web: MapJam