La proximidad a la fecha que marca los 500 años de la primera circunnavegación del planeta y la incorporación del Estrecho de Magallanes al conocimiento universal nos obliga a confrontar el concepto de descubrimiento y sus significados.
Los hechos de la historia tienden a ser controversiales cuando las personas ponen sobre ellos principios y valores, propios de una carga ética ajena a los tiempos y personajes involucrados. Es un ejercicio cotidiano y que opera sobre diversos episodios que nos tocan, en una dimensión más o menos personal. Pero los hechos históricos tienen una existencia propia, ajena a las consideraciones que los adjetivan.
Pocos episodios generan mayor debate que los viajes organizados por las potencias europeas hacia los territorios de América Indígena a partir del Siglo XV. No es sorprendente, pues en gran medida la discusión sobre eventos y personajes está influida por las consecuencias de los llamados “descubrimientos” y el posterior etnocidio de poblaciones originarias en los nuevos dominios coloniales.
Y con razón, pues si consideramos que algunas estimaciones sugieren la muerte de diez millones de personas tras las primeras décadas luego de la llegada de Colón, es una materia digna de revisión y análisis. Sin embargo, debemos considerar que los procesos de etnocidio y genocidio responden a un proceso continuo que se extendió por varios siglos luego del primer contacto.
En este orden de ideas, la pregunta inmediata que surge nos obliga a confrontar el concepto de descubrimiento y sus significados. Ello, pensando en que estamos próximos a la fecha que marca los 500 años de la primera circunnavegación del planeta y la incorporación del Estrecho de Magallanes al conocimiento universal. Si nos atenemos a los hechos, diremos que el hito puede ser desagregado en sus conceptos siendo el primer análisis aquel relativo al “descubrimiento” como acción humana.
Fuente: repositorio Memoria Chilena
El estrecho existía antes de la llegada de las tripulaciones de Magallanes y era suficientemente conocido por al menos tres poblaciones indígenas
El estrecho existía antes de la llegada de las tripulaciones de Magallanes[1], y era suficientemente conocido por al menos tres poblaciones indígenas, entre ellas los Aonikenk del continente, los Selk´nam de la isla de Tierra del Fuego y los canoeros Kawésqar, que emplearon sus costas como cotos de caza y recolección. Paradojalmente, la expedición no reportaron avistamientos de indígenas en las costas del Estrecho de Todos los Santos. Solamente vieron fuegos en la costa de la isla “Karukinka” (Selk´nam), que es el origen del topónimo de “Tierra de los Fuegos” para la isla que conserva ese nombre.
En efecto, siguiendo a Transilvano: “… en el cual tiempo jamás pudieron ver por ninguna de aquellas costas hombre alguno mortal, salvo que una noche vieron gran multitud de fuegos” (Medina, José; 1888, T.I: 276)
Son precisamente los Aoinikenk a quienes las tripulaciones europeas identifican como “Patagones”[2] en la invernada del puerto de San Julián[3] (República Argentina) durante los meses de Marzo y Junio de 1520. En ese lugar los marinos de Magallanes y Elcano advierte pisadas de gran tamaño, lo que los lleva a suponer que se trataba de una “raza de gigantes”, iniciando uno de los mitos más sostenidos en la historia de Patagonia austral, y que permanecerá en el imaginario europeo por más de 300 años.
Para los indígenas que vieron por primera vez este tipo de naves el impacto probablemente fue significativo. En las latitudes australes no existían estructuras creadas por el ser humano de tamaño semejante, menos aún que se desplazaran por el mar. En las naos, habitaban hombres barbados vestidos de metal o de textiles coloridos, muy diferentes a las pieles que eran empleadas por los cazadores recolectores. Solo hombres, no habían mujeres entre estos seres extraños.
Fuente: repositorio Memoria Chilena
Lo que en realidad la expedición de Magallanes y Elcano descubre es una diversidad de poblaciones humanas; el descubrimiento fue aquel “otro”
Lo que en realidad la expedición de Magallanes y Elcano descubre es una diversidad de poblaciones humanas, con las cuales trabó relaciones de la más diversa naturaleza en el transcurso de la circunnavegación. En algunos casos la relación será hostil[4] pero en otros, se presentarán interacciones de colaboración. Hemos de recordar que la expedición naval orientada a la búsqueda de un nuevo paso hacia las Indias no tenía como propósito la dominación y la conquista, sino la exploración y el comercio. Fue un viaje a lo incierto, pues las condiciones de vida a bordo de las naos era precaria, y la cartografía inexistente, y los instrumentos de navegación, elementales.
El descubrimiento fue aquel “otro”, de ese “alter”, desconocido y cuya presencia se hará cada vez más frecuente a partir de ese momento, pues las navegaciones interoceánicas serán más familiares para los unos y para los otros. Este primer encuentro define el momento en que los pueblos del mundo adquieren conciencia de la finitud de la tierra y las fronteras comienzan a ser claramente re-conocidas. Los límites establecidos por las costas se vuelven accesibles y a partir de ello, el mundo se convierte en un lugar más pequeño.
Fuente: repositorio Memoria Chilena
Para algunas comunidades indígenas, esta fecha probablemente se asocie al inicio del exterminio o de la esclavitud, la que se materializó en siglos posteriores con resultados devastadores. Las causas para cada caso deben ser analizadas a la luz de la historia como instrumento de verdad y conciliación en un mundo global, en donde el valor de la diversidad se ve amenazado por la internacionalización de las economías y de la información.
Más que celebrar, la fecha nos invita a conmemorar; es decir, traer al recuerdo compartido nuestras historias, nuestras perspectivas, y con ello, re-correr el tránsito de Magallanes por los océanos de la humanidad. Nos invita a vernos desde la perspectiva de nuestras diferencias y enriquecernos de la experiencia de la diversidad y la interculturalidad. A nuestro juicio, ese es el descubrimiento de la expedición de Magallanes y Elcano, pues nos permitió entender que somos miles de mundos reunidos en un mismo planeta.
[1] Se estima que el Estrecho de Magallanes como hito geográfico o barrera entre el contiene y la Tierra del Fuego tiene una data estimada en cerca de 8.500 A.P.
[2] Patagoes: De pies grandes
[3] 49°18’ S. 67°42’O
[4] En una relación anónima se indica: “De estos hombres hubimos tres o cuatro, y traíanlos en las naos, y murieron todos, a escepción de uno que se fue a Castilla”. La captura de estos cautivos se habría producido en San Julián en Abril de 1520.