Jose Mari Larramendi, antropólogo y miembro de la Comisión Asesora de la Fundación Elkano 500, ha participado hoy en la segunda jornada del Curso de Verano de la UPV/EHU “Elkano y la primera vuelta al mundo: 500 años después”. Larramendi ha intervenido en la mesa redonda “Otras formas de contar la vuelta al mundo” donde ha defendido que “Elkano nos plantea el desafío de acabar con el etnocentrismo y vivir la diversidad cultural”. A su juicio, el primer viaje alrededor del mundo es una “propuesta de mundialización integradora” que reprenta una “oportunidad extraordinaria” para “revisar la globalización ‘acósmica’ pero políticamente correcta de nuestros días”
Larramendi ha manifestado que la primera circunnavegación produjo “un nuevo paradigma, una visión del globo y un concepto diferente de civilización”, equiparando la relevancia de esta transformación a que la que se produjo tras el atentado contra las Torres Gemelas en 2011, después del cual se desencadenaron “un sin fin de consecuencias que transformaron el mundo que conocíamos”, con cambios que afectan a todos los órdenes de la sociedad.
El asesor de la Fundación Elkano 500 ha centrado su ponencia en el cambio de cosmovisión que se produjo tras el viaje de Elkano, cuando se pone fin a la visión teológica medieval, y las consecuencias que eso produjo: “Desaparece la creencia de que la parte ocupada por los bárbaros no forma parte de la Tierra; la Tierra habitada es el mundo, y ese descubrimiento de Elkano continúa vigente hasta nuestros días”. “Cuando Elkano desembarca en Sanlúcar de Barrameda, solo hay una civilización. Claro que seguirán las diferencias entre barbarie y civilización, pero están en el llamado Occidente”.
Construir el Mundo Nuevo
Se ha referido a la necesidad de superar el etnocentrismo –ya sea eurocéntrico, sinocéntrico o el del “trumpcentrismo expansionista de nuestros días”– para construir “el Mundo Nuevo”. Así, ha abogado por la mundialización frente a la globalización a la hora de “construir un mundo humano”. A su juicio, “mundo señala pluralidad y diversidad” y por esa razón Larramendi ha defendido que “la mundialización introduce una perspectiva de mundo común, lejos de la dominación globalizadora”, donde la totalidad de territorios y poblaciones “se somete a la única ley del mercado”.
Con referencias a la desmundanización de la vida de Heidegger (Entweltlichung), a la distinción kantiana entre mundus y globus, al choque de civilizaciones de Samuel Huntington o a la Declaración Universal Cultural, en la ponencia “De Elkano a la Torres Gemela. Mundialización vs globalización” el antropólogo Jose Mari Larramendi, para quien “nuestro futuro depende de nuestros valores”, ha apostado por un “mundo de cultura, de culturas creadas por las diferentes comunidades que lo habitan y conviven” y no por “un globo acabado que deba ser gobernado para distribuir recursos, espacios y beneficios”.